Un aspecto que debemos tener muy en cuenta a la hora de elegir el diseño* y la zona para hacerse un tatuaje* es la relación entre la calidad del tatuador y la visibilidad de la zona. Ningún tatuador nace sabiendo tatuar de manera impecable, todos necesitamos una etapa de aprendizaje, prácticas y adquirir experiencia.
En esta primera etapa de iniciación los tatuadores neófitos necesitan pieles para aprender y coger soltura, todos los profesionales hemos pasado por eso, y prácticamente todos hemos tatuado en casa alguna temporada, en especial en los principios. Abrir un salón de tatuajes o trabajar en él no es una tarea fácil de conseguir o de mantener, es tatuaje es un gremio al que en los últimos años se han agregado muchos adeptos y nuevos artistas, lo cual hace el oficio mucho más competitivo.
Solamente en Granada ya he perdido la cuenta de la cantidad de nuevos estudios de tatuaje que han podido abrir en los últimos años. Esta es una buena señal, significa que esta forma de arte sigue proliferando y normalizándose. Puedo decir de primera mano que el tatuaje en España y el resto del mundo han evolucionado y entre todos los que hemos dedicado a esta forma de expresión nuestras vidas hemos conseguido que la dermografía* no sea considerada exclusivamente propia de militares, delincuentes, marineros y gente rara, como ocurría cuando comencé a tatuar, hace ya más de veinte años.
En aquellos tiempos por discreción era muy raro que un usuario* se tatuara de mitad de brazo para abajo, era un gran handicap a la hora de encontrar empleo. Las zonas habituales en los hombres eran pecho, hombro, espalda y gemelo, y en las mujeres (habitualmente más pequeños) cintura, pubis, tobillo y en ocasiones en la parte superior de la espalda, ya fuera en el centro como en una esquina, en la zona intermedia con el hombro.
En la actualidad la gente que se hace su primer tatuaje suele tener tendencia a hacerlo donde todo el mundo lo vea, y el antebrazo y la mano son sitios muy sollicitados, cosa impensable hace veinte años. No me parece mal que un coleccionista* quiera exhibir sus tatuajes, es publicidad para el artista.
El problema reside en que cuando nos hacemos un primer tatuaje (o no necesariamente el primero) con prisas, simplemente para enseñarlo y buscamos al tatuador más económico aunque no sea profesional, no recapacitamos en lo que queremos hacer, etc. También puede ocurrir que un amigo o familiar decida apuntarse al carro y empezar a tatuar porque piense que todos los tatuadores ganamos mucho dinero tengamos talento o no y como necesita voluntarios para practicar te lo ha regalado.
Si no confías en él recuerda ante todo que un tatuaje mal hecho no es un regalo, es un lastre. Si confías lo suficiente en él o no tienes excusa para negarte, ten al menos la cabeza de hacerlo en un sitio que no esté siempre visible. Hace unos años llevar un tatuaje en manos o antebrazo era visto como cosa de delincuentes, hoy por hoy depende de los tatuajes que lleves, pero en zonas como la mano donde el tatuaje se deteriora rápidamente es conveniente que pienses bien lo que quieres y que acudas al profesional adecuado.
De lo contrario, si el resultado termina con apariencia carcelaria para mejorar tu imagen tendrás que encontrar a un tatuador experto en tapado de tatuajes, lo cual limita más la búsqueda porque no somos tantos los que nos ensuciamos las manos con este tipo de trabajos, más aún en zonas comprometidas.
Por suerte para los clientes a los que he realizado coverups* tengo una amplia experiencia en tapados y arreglos de tatuajes, y conseguimos darle otra cara a este tatuaje con los elementos que el usuario* quiso introducir, un colgante de orfebrería con flores y un reloj estilo neotradicional.
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*(Palabras contenidas en el GLOSARIO)