Para esta décima entrega de tatuajes destacados he seleccionado uno que recuerdo con especial cariño por la empatía que tuve con la persona que lo lleva. Pese a no coincidir absolutamente en nada en nuestros puntos de vista supimos alcanzar un consenso entre bromas más que otra cosa.
El tatuaje* consiste en una banda a modo de muñequera con una niña encadenada tratando de alcanzar unos pájaros. Dentro de una celda asoma un ciempiés cuyo significado sinceramente no recuerdo, eran muchas cosas las que traía en la cabeza esta chica y tuvimos que descartar ideas y quedarnos con la esencia.
Esta es una de las ocasiones en las que la coleccionista* más que las cualidades técnicas y artísticas del tatuador requiere de su paciencia (con mucho gusto) y su comprensión, ya que a veces los usuarios tienen las ideas poco claras o quieren hacer en la piel algo que es imposible.
En estos casos el tatuador más adecuado para un cliente indeciso o mal encaminado es el que mantiene un mejor entendimiento con el cliente. Ese que sabe meterse en su cabeza y sacar la idea que no terminaba de imaginar y que después de visitar a varios estudios de tatuaje ya no esperaba encontrar. Cuando conectas enseguida con una persona que ha preguntado en muchos sitios y en todos le han dicho que eso que quiere no puede hacerse y dan con alguien que no solo entiende lo que le dice sino que además le aporta una solución de cómo hacerlo y le propone mejoras se nota la ilusión en sus ojos. Ni siquiera preguntan por el precio, piden cita directamente.
El tatuador más compatible es el que mejor comunicación establece con la persona a la que va a tatuar. El trato social es la herramienta más valiosa que tiene un tatuador para conseguir la confianza de sus clientes, y esta se consigue mediante la comprensión, el trato personalizado adaptado a sus necesidades y la aportación de ideas que le den el toque artísticos. Un tatuador que colabore y sea comprensivo y flexible en lugar de tratar de imponerte sus ideas es muy valorado por su clientela, y suele asegurarle que vuelvan a buscarle si se quieren volver a tatuar.
¡¡MUCHO CUIDADO CON LOS ADULADORES!!
Aparte de la comunicación también hay que observar la calidad de sus tatuajes en sus galerías de trabajos. Hay que saber diferenciar al tatuador que te está dando palique y te dice que sí a todo para sacarte la pasta y le da igual que quede bien o mal. Hay intrusistas que no tienen verdadera vocación de tatuadores, sino que lo miran solo como un negocio rentable al que apuntarse, se compran una máquina y se ponen a pinchar en casa sin siquiera los conocimientos básicos sanitarios para ejercer la profesión de forma segura. No quiere esto decir que no hayan muchos tatuadores profesionales que por las circunstancias que sean tatúan en sus casas, de hecho casi todos hemos empezado así, pero hay que tener cuidado con el sitio al que se acude a tatuarse, más aún si no son estudios profesionales.
Cambiando de tema en este tatuaje usamos sobre un escenario de una celda fría con una escalopendra un fondo de estilo de acuarela (Watercolor* Tattoo) con colores* muy vivos que le dan mucho dinamismo con los efectos de salpicaduras y degradados*. También una parte está tapando un tatuaje de letras en la mano con una pequeña columnata.
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