Una vez más volvemos con otra selección de tatuajes desde el clásico barrio del Albaizyn en el mismo corazón de Granada, ciudad en la que he desarrollado la mayor parte de mi carrera artística como tatuador.
Veinte años en Granada decorando pieles de todos los rincones del mundo, conociendo gente de lo más interesante y variada, como médicos, profesores, abogados, ex-convictos, policías, actores, drag queens, militares, cirujanos, gente de todas las etnias… compartiendo buenos ratos en su mayoría y trabajando en conjunto para obtener buenos resultados.
Un viaje suele ser una oportunidad que muchos suelen aprovechar para hacerse un nuevo tatuaje*. Dentro de la planificación de su viaje, cuando ya saben la fecha de estancia también hay quien es previsivo, busca el estudio ideal para sus necesidades en esa ciudad y contacta con ellos para asegurarse de tener un hueco para tatuarse.
Hay también quién es más efusivo y durante su viaje se encuentra un estudio o conoce a un tatuador y surge tatuarse. En estos casos a veces la agenda no permite encajar los horarios, por lo que con cuanta mayor antelación se programe una sesión más probabilidad de poder hacerla habrá.
Normalmente procuro adaptarme a los horarios de los clientes para no dejarlos en el tintero, incluso estoy estudiando un nuevo horario más flexible tanto para mí como para el cliente con el fin de poder dedicar una atención más personalizada a cada trabajo sin tener que estar más horas que el reloj, lo que satura y obstruye la creatividad.
Con lo avanzado de los medios de comunicación es muy sencillo localizar y contactar a un tatuador simplemente escribiendo un whatsapp, que es el medio por el que me comunico con la gran mayoría de mis clientes para orientarnos mutuamente, calcular un presupuesto sin compromiso, planificarlo, quedar para verlo en persona si es necesario y si no directamente para hacerlo, es cómodo, sencillo y seguro. Los motivos* de la gente que se tatúa durante un viaje son muy variados.
Hay quien aprovecha simplemente el ir a un país o región con un nivel económico más bajo para conseguir un tatuaje de calidad a mejor precio que en la localidad en la que reside. Otros son más románticos y les gusta tener un recuerdo en la piel de cada sitio donde haya estado, o viajan largas y medias distancias exclusivamente para tatuarse con un artista en concreto.
Al igual que el médico, el dentista o el peluquero, cuando un profesional cuenta con nuestra confianza no solemos arriesgar nuestra integridad física, estética o sanitaria con desconocidos. Más aún con un tatuaje que es para toda la vida, puede ser la excusa para hacer una pequeña excursión. Granada es una hermosa ciudad de la que dicen que quien va siempre acaba volviendo.
En el libro “COMPONIENDO SOBRE EL CUERPO” menciono en el segundo capítulo, “EL TATUAJE COMO ARTE” que la necesidad de hacerse un tatuaje surge inconscientemente con mayor ansiedad en momentos de cambio de nuestra vida. Cada persona tiene un ritmo de vida, unos problemas, unas responsabilidades y aficiones diferentes y una postura igual de diferente de afrontarlas. Cuanto más tiempo las mantenemos más monótonas y rutinarias se vuelven, nos vamos apagando en nuestra zona de confort sin apenas darnos cuenta. Incluso nuestro tiempo de ocio acabamos desperdiciándolo o con hobbies que apenas consiguen distraernos.
Llevar rutinas responsables y/o saludables es beneficioso para la supervivencia, pero también es necesario disfrutar de la vida, no limitarse a verla pasar desde la seguridad de lo cotidiano.
A veces algún cambio en nuestra vida que escape de nuestro control como el estado civil o el trabajo producen en nuestro espíritu una reacción en cadena que dinamiza nuestra actividad cotidiana. Esta reacción aprovecha el ánimo de un cambio positivo con facilidad. Cuando se trata de un cambio negativo tarda un poco más, necesitamos hundirnos hasta el fondo y tragar mierda un tiempo.
Una vez estamos un tiempo tocando fondo tarde o temprano llega un momento en el que algún cambio que desencadena una revolución anímica que nos devuelve los ánimos de hacer cosas nuevas, que dinamiza nuestras vidas y nos impulsa a viajar, a tatuarnos, a hacer deporte, etc.
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