Tras haber dado algunas directrices sobre la forma de actuar previa a la sesión de tatuaje* llega el momento en el que hemos encontrado al tatuador ideal para nuestras necesidades, tenemos listo nuestro diseño personalizado y llega el día de la cita para realizarlo.
Lo primero que debemos tener es una actitud adecuada. Todo en la vida es cuestión de actitud. Si dejamos que nuestros miedos, nuestros problemas, dudas o sentimientos negativos nos venzan y no somos capaces de canalizarlos no podremos adoptar la actitud adecuada para enfrentarnos a ellos.
Nunca vamos a conseguir algo de lo que no nos sintamos capaces, la esperanza es lo último que se pierde, como dicen. Del mismo modo también podemos autoconvencernos de que la sesión va a ser una tortura o no va a quedar bien.
INDECISIÓN
Respecto al resultado estético ya hemos hablado de ello en el capítulo anterior, si ya hemos decidido en qué tatuador vamos a depositar la confianza no avanzan en nada las dudas e indecisiones de última hora, tal vez llevas años queriendo hacerlo y cuando por fin te atreves de nuevo te asalta la duda y la indecisión. Esto es por tu propia inseguridad, es como quitarse de fumar, quieres hacerlo pero los vas postergando.
Normalmente no recomiendo a nadie que se haga tatuar a la ligera o si no está seguro/a, en ese caso les sugiero que me avisen cuando lo estén, pero en el caso de personas que alegan llevar años (más de diez llevo escuchando a algunos amigos lo que se quieren hacer) queriendo hacer un tatuaje concreto sí que las aliento a tirarse al agua, si no estarás toda la vida anhelando habértelo hecho.
Hoy en día hay especialistas en tapados de tatuaje, y también se pueden eliminar con láser. No comiences por uno demasiado grande o visible si es el primer tatuaje, pero si estás seguro/a de que lo quieres ánimo, ya lo has pensado bastante.
NO FALTES A LA CITA, o al menos ten la decencia de avisar. Tu indecisión no tiene por qué pagarla el tatuador, y un cliente que no avisa de que no va a venir es una tarde de trabajo tirada que podría haber aprovechado para atender a otro cliente, ya ha invertido tiempo en el diseño flash*, no lo dejes encima esperando sin decirle nada.
MIEDO AL DOLOR
Este es un caso más frecuente que el de la inseguridad, la cual ponen a veces algunos como excusa cuando en realidad están acojonados (disculpen el francés). No es una cosa tan terrible, pero esto depende de la actitud, si te autoconvences de que va a ser muy doloroso tu propia mente va a hacerte creer que duele más de lo que realmente debería. No ayuda en nada centrar nuestra atención en la sensación ni obstinarnos en la idea de que no podremos soportarlo.
Es todo cuestión de actitud mental, no hay otro camino. Pedir continuamente al tatuador que pare no va a hacer más que prolongar la aplicación de la técnica, lo cual no beneficia en nada. Si la sesión se alarga demasiado aparece el cansancio y la piel se resiente más. Las paradas no son recomendables, si no se hacen mejor, y si se hacen deben ser lo más breves posibles.
DURANTE LA SESIÓN TODO LO QUE TE MUEVAS, TE QUEJES, METAS PRISA O BUSQUES EXCUSAS PARA PARAR OS ESTÁ PERJUDICANDO A TI, AL TATUADOR Y AL TATUAJE.
Si no te duele mucho no te quejes, terminaréis antes. Si hablas no gesticules con las manos, que se mueve el cuerpo, no hagas movimientos bruscos cuando la aguja esté en la piel (estamos dibujando, no cortando filetes), si necesitas rascarte (no en el tatu, claro) o acomodar la postura espera a que el tatuador pare para limpiar o cargar tinta. Si lo haces parar mucho perderá las ganas, la inspiración y el ánimo. Si le dices al tatuador que se apresure le estás pidiendo que lo haga de cualquier manera.
CÓMO CONTROLAR EL DOLOR EN UN TATUAJE
Es cierto que hay unos tatuadores más rápidos y otros más tranquilos, pero mientras las agujas se sigan moviendo (en especial ciertos estilos como el realismo* o diseños con mucho detalle) es porque aún faltan cosas por hacerle al tatuaje para que se quede perfecto. Recuerda que para el tatuador su trabajo es su mayor tarjeta de presentación y si no le dejas acabar bien su trabajo ninguno de los dos estará tan satisfecho del resultado como pudieran haberlo estado.
CAFÉ, ALCOHOL Y DROGAS
Y ROCK & ROLL, pero no para Tatuarse. Si ya hemos dicho que los nervios es mejor dejarlos fuera del estudio de tatuajes no tomes café ese día a no ser que seas adicto, en ese caso al menos toma una menor cantidad. En todo caso una tila es siempre una opción más apropiada.
Respecto al alcohol y las drogas, aparte de producir un efecto social negativo en ciertos ámbitos no suelen ayudar en nada al tatuaje. Si apareces ebrio por el estudio el tatuador puede negarse a tatuarte, ya que el alcohol es vasodilatador y favorece el sangrado y puede que no te estés quieto o que muestres un comportamiento grosero o inapropiado debido al estado de embriaguez.
Dentro de la extensa variedad de drogas que existen ninguna es recomendable para tatuarse. Si son muy narcóticas pueden propiciar una bajada brusca de la tensión o el azúcar, si son psicoactivas crearán un estado de crispación nerviosa y puede que de concentración aguda, la cual puede centrarse en el dolor. Si la droga es alucinógena puede pasar cualquier cosa, nada recomendable.
Muchas drogas son dilatadoras o constrictoras vasculares. Las dilatadoras hacen que el sangrado sea más abundante, y las constrictoras no compensan los efectos negativos que producen.
Hay personas que por leyendas urbanas se toman una aspirina incluso al día porque piensan que así están más sanos. Aparte de que la automedicación con fármacos no sea recomendable sin consejo médico también muchos medicamentos también licuan la sangre.
No hace falta que tomes nada. Acude a la sesión comido/a, descansado/a y relajado/a. Lo único que sí puede recomendarse es si la aplicación de la técnica ha producido una inflamación considerable se puede ya después de hecho tomarse algún antiinflamatorio, tipo ibuprofeno o equivalentes.
Una vez hecho el tatuaje las primeras horas el tatuaje puede sangrar un poco, luego el alcohol y las drogas no son recomendables hasta que la herida se asiente un poco, así que no te pases celebrando el nuevo tattoo.
CAMBIOS DE ÚLTIMA HORA
Si se quiere añadir, quitar o cambiar algo es mejor decirlo antes de empezar, no con el tatuaje ya empezado a no ser que sea referente al resultado estético general, a cómo esté quedando o a cualquier cosa que afecte a la apariencia.
Lo que no se debe es añadir elementos de manera gratuita (no me refiero al precio), pedir cuando ya estás terminando que le ponga donde pille en pequeñito unas iniciales, una fecha o un nombre. Si lo querías pídelo al principio y se estudia dónde, cómo y por qué (aparte de cuánto supone el posible incremento de precio), pero los antojos de última hora o concluyendo la sesión suelen sentar mal al tatuador y también estropean tatuajes.
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*(Palabras contenidas en el GLOSARIO)
