Una gran pregunta que se plantean aquellos que quieren hacerse el primer tatuaje es cuándo es la mejor época del año para realizar dicha dermografía*.
Cada estación del año tiene sus ventajas e inconvenientes según el clima de la zona y las costumbres y rutinas particulares del coleccionista. En esta publicación atenderemos los pros y los contras de tatuarse las cuatro temporadas del año.
1.-PRIMAVERA
Indiscutiblemente la primavera es sin lugar a dudas la época favorita para la mayoría de coleccionistas de tatuajes. El cambio del estado de ánimo debido a la entrada del buen tiempo y el florecer del ecosistema despierta (salvo para los que padezcan alergia) también las ganas de hacerse un nuevo tatuaje instintivamente, de tener un nuevo estímulo para salir del letargo invernal.
Es una época en la que la gente suelta el abrigo y comienza a llevar menos ropa y a lucir más sus tatuajes, por lo que el estímulo visual de ver más tatuajes incita inconscientemente a animarse a hacerse uno. Una de las mayores motivaciones que hace que el número de tatuajes realizados en primavera sea mayor que durante el resto del año es que tras la primavera viene el verano, momento cumbre del año para quien guste lucir su arte cutáneo* al ser cuando se lleva menos ropa y se utiliza más la ropa de baño. En primavera sobre todo se piden muchos tatuajes pequeños
La realización de un tatuaje necesita un período de curación en el que la luz solar y otros elementos son muy perjudiciales para el resultado final del tatuaje. Estos factores son más acusados en verano, por lo que la gente que quiere lucirlo en dicha época se apresura a hacérselo en primavera para tenerlo bien curado en verano, ya que el suave clima de la primavera es ideal para una cómoda curación.
El único inconveniente de esta estación es la menor disponibilidad de los tatuadores buenos. El incremento de la demanda de tinta antes de que llegue el verano alarga mucho las listas de espera y puede hacer que el trato al cliente sea menos personalizado en estas fechas. Hay tatuadores que tienen la agenda completa para meses e incluso años, luego si queréis haceros un tatuaje con un tatuador en concreto es muy aconsejable que reservéis la cita con suficiente antelación sobre todo en estas fechas de temporada fuerte.
2.-VERANO.
Clásicamente todo el mundo ha oído alguna vez el tópico de “no es bueno tatuarse en verano”. Esto es cierto solo según tus costumbres veraniegas. En época estival la temperatura es más elevada, propiciando una mayor sudoración. También la radiación solar es mucho más intensa y perjudicial para la salud de la piel.
El verano en sí no es una mala época para tatuarse. Es malo para la curación tomar el sol, el agua del mar o la piscina, los baños prolongados, etc, pero si no estás expuesto/a a este tipo de agentes el verano es una época genial para tatuarte.
Una persona que trabaja en casa o en una oficina con aire acondicionado y que no tiene costumbres playeras ni de tomar el sol, una persona que no sale de casa o que vive de noche o que no deba tomar el sol por razones de salud tienen en el verano una época ideal para hacerse el tatuaje al llevar menos ropa y poder llevarlo más tiempo al aire, especialmente si se cura con cremas específicas.
Respecto al sudor, hay una extendida opinión catastrofista en su contra. El sudor es un mecanismo de refrigeración de nuestro cuerpo que además sirve para expulsar de nuestra sangre agentes contaminantes como el alcohol y las drogas. Es un pequeño factor de riesgo de infección que puede tenerse en cuenta en casos de sudoración abundante, pero solo en casos de falta de higiene. Si lavamos periódicamente el tatuaje con agua y jabón neutro (mejor si es desinfectante) evitamos la sedimentación de estas toxinas, ya que es su acumulación la que puede suponer un riesgo de infección*, aunque mucho menos que exponer el tatuaje al humo o al contacto con animales.
Tampoco el cloro contenido en el agua de la piscina es beneficioso para un tatuaje en proceso de curación. El agua del mar es buena para la piel, pero no para los tatuajes al resecarlos cuando un tatuaje durante su curación (si se cura con crema) debe estar siempre hidratado. Si se cura con parches de curación el parche protegerá de los agentes perjudiciales del agua, pero no de los efectos del sol y la radiación ultravioleta.
En general para la curación de un tatuaje no son buenos los baños prolongados o con agua demasiado caliente. Si llegamos a estar el suficiente tiempo en el agua como para que se arrugue la piel de nuestros dedos notaremos también que si tenemos alguna costra de alguna herida o un tatuaje se reblandecen pudiendo producir una caída prematura de esta que se puede traer más cantidad de color o producir una segunda costra, que también influye en el resultado final del tatuaje.
Si solo vamos a la playa o a tomar el sol durante una quincena o mes de vacaciones, hay que tener en cuenta que no solo no es conveniente castigar un tatuaje reciente con el sol y el agua salada, tampoco lo es tatuarse con la piel recién quemada o excesivamente morena con respecto a su color habitual de piel del resto del año. Cuando la piel ha mudado y ha sido castigada por el sol tiene menos grosor y flexibilidad y menos aceptación de la tinta, aparte de una mayor tendencia al sangrado y la posibilidad de confundir al tatuador, que tiene que prever cómo quedará el resultado cuando la piel recupere su aspecto habitual.
De todas formas por motivos de conservación del tatuaje aún después de curado es conveniente hidratarlo periódicamente y protegerlo del sol.
3.-OTOÑO.
Inmediatamente después del verano, época más floja del año a no ser que estemos en la costa, viene una fuerte subida de la demanda de tatuajes. Esto es debido a la gente que vuelve de las vacaciones y que ha preferido esperar a que pase el calor. También el haber visto muchos tatuajes en la playa o la piscina despierta la curiosidad y las ganas de hacerse un tatuaje, estimula la imaginación y para la vuelta a la normalidad está la idea gestada y con muchas ganas de ser tatuada.
Lo mejor que tiene el otoño para la curación un tatuaje es que es la época más alejada del verano, que es la fecha en la que estadísticamente somos más propensos a tomar el sol y este es además más dañino.
Recién realizado un tatuaje el color está totalmente expuesto al deterioro de agentes externos. Cuando muda la primera costra el pigmento está protegido por una finísima capa de piel. Esta capa aún tardará meses en regenerarse y emparejarse con el resto de la piel virgen.
Podemos entender este comportamiento de la regeneración cutánea* mucho más fácilmente si observamos la curación de una herida normal, especialmente en quemaduras sin pompa y desolladuras, que al ser heridas de gran superficie y poca profundidad se asemejan mucho a un tatuaje aunque más intenso. Veremos que si se cae prematuramente la primera costra o si esta es muy gruesa aparecerá una segunda muda* como ya mencionamos anteriormente con el caso del tatuaje.
Veremos que cuando estas costras se caen la piel tiene un tono más claro y cierto brillo de piel escamada y muerta que aún sigue adherida a las células de piel nueva. Durante esta etapa no es bueno que la cicatriz reciba la luz directa del sol, ya que la piel aún no ha generado la suficiente feomelanina para asimilar su absorción y puede dejar manchas oscuras en la piel.
Con un tatuaje ocurre exactamente lo mismo. Cuanto más tiempo dejemos recuperarse la piel tatuada antes de someterla a agentes tan extremos como la luz solar más preparada estará para defenderse de ellos y menos calidad perderá el tatuaje en el primer año. Esa es la gran ventaja que tiene el otoño para tatuarse.
4.-INVIERNO.
Finalmente llegamos al invierno. Abrigos y bufandas apenas dejan ver un centímetro de piel. Hace frío y hay menos ganas de quitarse tanta ropa para enseñar o hacerse nuevos tatuajes. Las sesiones de invierno son más habituales de gente muy asidua a pasar varias veces al año por el estudio de tatuajes y para aquellos que están metidos en un proyecto de grandes dimensiones que llevan varias sesiones. Los tatuajes grandes se hacen mayormente durante el invierno, ocupando también parte del otoño y la primavera.
Respecto a la curación es bastante más engorroso para la aplicación de cremas tanto cicatrizantes como más tarde hidratantes (o solo hidratantes si se cura con el parche protector, muy útil en esta época del año) al tener más cantidad de ropa puesta. Esto es más una molestia en nuestras rutinas que un problema serio en la cicatrización del tatuaje.
Para todo lo demás el invierno es tan buena época como la que más para tatuarse. Un tatuaje va a ver en su vida los mismos inviernos, primaveras, lugares, situaciones y cosas que tú. Va a estar siempre contigo recordándote aquello que hayas decidido recordar con él. Por eso es más importante preocuparse de darle un sentido a los tatuajes que llevamos que a que nos de tiempo de lucirlos este verano en la playa.
VER ÍNDICE DE PUBLICACIONES
GALERÍA DE TRABAJOS
ARTÍCULOS TIENDA
*(Palabras contenidas en el GLOSARIO)