Triple X para este recopilatorio de tatuajes no por tener carácter sexual sino porque ya son treinta las recopilaciones que llevamos con la presente.
Una historia de doce años que cumple este doce de diciembre de 2017, aunque aún seguimos explorando los trabajos de 2014 hasta que alcancemos el presente.
También fue un dia doce, de octubre, a las doce de la tarde de 2014 cuando inauguré esta página oficial, justo a la hora en que cumplí 36 años y por tanto llevaba media vida tatuando, “Media vida sin colgar los guantes”, como se titula el artículo con el que la presenté.
En aquel artículo hago una mirada al pasado, a mis orígenes como tatuador autodidacta y al ámbito del tatuaje* en general hace veinte años, en cómo eran las cosas y en cómo son ahora.
Hablo en aquel artículo de que en los noventa éramos pocos tatuadores y guardábamos con mucho recelo nuestros trucos y conocimientos acerca de la materia, y la competencia entre ellos era bastante áspera. También afirmo que las cosas han cambiado para mejor tanto en los materiales, las técnicas, la información, la imagen pública y las relaciones entre profesionales.
Lamentablemente no todo el mundo entra en el ámbito de la cordialidad en este sector. El aumento de la demanda de tatuajes también crea un aumento del número de personas que se dedican a este negocio, lo cual lo vuelve más competitivo.
La arrogancia, la vanidad, la envidia y el juego sucio son elementos que a veces intervienen en esta competición. Tanto los veteranos que dificultan la incorporación de sangre nueva como los nuevos que quieren pasar por encima de los antiguos como sea, son un un porcentaje quizás demasiado elevado.
La verdad es que, a pesar de que una buena parte del sector procuramos no tirarnos piedras unos a otros, el tatuaje es la rama del arte en la que menos camaradería y compañerismo podemos ver. Esto se debe en parte a que es una forma de arte muy popular y consumida por el pueblo, y la gran cantidad de gente que pasa por unos estudios y otros gusta de meter los dedos, incitar y comparar a los artistas tatuadores.
Por otra parte, los tatuadores tienen dos vías de actuación de cara a darse a conocer en el mundillo, una es trabajando duro siguiendo una línea con constancia y perseverancia, manteniendo un nivel y dejando que su trabajo y sus clientes hablen bien de él. La otra manera es tirándole mierda a los compañeros para hacerse valer a sí mismos.
Esta vía es mucho más fácil y más morbosa, criticar el trabajo de los demás para desacreditarlos delante de sus clientes para ganarse una mayor admiración y prestigio. Este tipo de comentarios van de unas bocas a otras envenenando a los artistas que aún no hayan caído en el error de entrar en el círculo de falacias, que evidentemente al recibir los comentarios van a responder con más afirmaciones malintencionadas que alimentan la llama de la discordia.
Yo, como supongo que todos los tatuadores de Granada y del mundo, he escuchado críticas injustas y calumnias por parte tanto de compañeros de oficio como de gente que haya sido cliente mía como de otra gente que ni siquiera me conoce.
Debo reconocer que sienta muy mal cuando llegan a tus oídos comentarios malintencionados en tu contra, ya que cuesta mucho trabajo labrarse un nombre en este sector y es muy fácil perder el prestigio por los comentarios y los rumores de gente que utiliza los medios más fáciles y baratos para escalar en el ranking de estudios profesionales, que es desacreditar a la competencia.
El mundo de Internet no es perfecto. Brinda demasiadas facilidades para desacreditar de manera anónima a la competencia, y también está el payaso de turno que se las quiere dar de crítico exigente y va opinando sin siquiera conocer a la persona, al negocio o haber entrado a mirar los trabajos de su página antes de evaluarla con la mínima puntuación.
Para estos enterados es un juego, pero están tirando por tierra el trabajo y el esfuerzo de la gente (gente que come de eso) de manera gratuita.
Debería haber una mayor concienciación en este aspecto, ya sea por parte de quien quiera pasar por encima de la competencia como de la gente que evalúa sin prestar la debida atención a lo que se está valorando, y que si se es desfavorable que sea por un motivo o que al menos si solo se está puntuando el material expuesto que se tome el tiempo necesario para ver un número suficiente de trabajos como para poder emitir un juicio justo, sin hacer caso de opiniones de terceros que no tienen por qué ser auténticas.
Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a la moralidad y a la responsabilidad tanto a la hora de prejuzgar a la ligera como de ir a hacer daño intencionado de manera anónima con falsos perfiles.
Estos métodos a veces incluso son simplemente parte de las estrategias usadas por empresas que ofrecen mejorar el posicionamiento de tu página, para lo cual uno de los trucos más rápidos es putear a aquellos que estén mejor situados.
En ocasiones ni los mismos que contratan estos servicios de mejora de posición en la web saben que están colaborando con este tipo de actividades poco honorables.
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