La zona del muslo no es una zona excesivamente solicitada dado que es la menos visible con ropa, y pese a que el tatuaje surge de una necesidad interior del coleccionista también hay una necesidad de expresión por su parte. Debido a que el tatuaje* es arte y el arte puede definirse como forma de expresión el emisor del mensaje (coleccionista*) y el creador de la obra (tatuador) sienten la misma necesidad de mostrar esto a algún receptor para que el ciclo del proceso de expresión/impresión o emisión/recepción quede completado.
Por otro lado, el que la vestimenta habitual oculte esta zona hace que sea muy discreta para los más intimistas o para aquellos que por razones de trabajo u otras causas sociales no puedan exhibir tinta en la piel. En el tatuaje tradicional japonés* de cuerpo completo los yakuza muy a menudo se tatuaban solo hasta los codos y las rodillas para poder pasar desapercibidos entre la gente debido a que era una práctica ilegal. También los samoanos suelen cubrir sus muslos y glúteos al completo con sus enfajados* geométricos*, dado que no solo son el conjunto de músculos más fuertes del cuerpo y determinan la potencia de carrera sino que también ocupan el centro de gravedad del cuerpo en su parte superior, con lo que es una zona bastante poética al aunar fuerza y equilibrio.
Anatómicamente el muslo está estrictamente estructurado a lo largo, ya que todos los huesos y músculos están dispuestos longitudinalmente. También se trata del segmento de articulación más grande del cuerpo, por lo que un tatuaje pequeño no tiene cabida en ninguna de sus partes, para ello deberíamos desplazarnos hasta la zona lateral de la articulación de la rodilla o hacia la zona inglinal, sin ser tampoco ubicaciónes idóneas.
El muslo es extremadamente intolerable con los tatuajes de pequeñas dimensiones, salvo en casos femeninos en los que el ojo humano, debido a que el aprendizaje social asocia un tatuaje a la altura de una liga ya sea delante, detrás o en el lateral exterior del muslo al lazo que corona unas medias de lencería fina, lo cual recuerda erotismo y feminidad.
En múltiples ocasiones encontramos mujeres con una liga completa tatuada, como una forma más explícita de generar esta impresión en el observador y no por ello menos válida. Cuando un tatuaje ocupa uno de los tres puntos cardinales viables de un muslo (ya que el interior del muslo no funciona en este caso) con un tamaño apropiado la percepción humana, sobre todo la del mundo desarrollado y por tanto consumista, adivinará una línea imaginaria que segmenta el muslo a esa altura debido a que el impacto visual del cine y los anuncios publicitarios han grabado esa imagen en su subconsciente mediante una repetición visual asociada al placer por ser una zona erógena. Así pues, un tatuaje que rompe totalmente con la armonía anatómica de una porción considerable del cuerpo al trazar una línea totalmente perpendicular a la dirección de sus componentes ya sean musculares u óseos consigue mediante la aceptación cultural no solo ser válido como propuesta sino que además es un potente reclamo de atención.
En este caso la lógica de la percepción sensorial se ve enturbiada por la atracción hacia los estereotipos establecidos socialmente por los medios de comunicación, pero aun así lo debemos aceptar como correcto, ya que ninguno estamos totalmente exentos de la influencia que ejerce en nosotros el contacto con otros individuos de nuestra sociedad. Esta es la esencia del aprendizaje, la comunicación entre individuos racionales con personalidad y puntos de vista propios.
De todos modos, la validez de este tipo de proyectos se limita, al igual que en el tobillo o el pie femeninos a la coquetería y pueden considerarse como complementos del atuendo, cuyo único mensaje suele ser potenciar el atractivo sexual, por lo que pueden ser aceptables pero muy empobrecidos artísticamente.
Por lo demás, el muslo no presenta mayor complicación compositiva que un tamaño insuficiente, dado que puede albergar cómodamente todo tipo de motivos. Las formas redondeadas o circunscribibles son una excepción, ya que al tratarse de la fracción de articulación más larga del cuerpo un tatuaje circunferencial solo sería válido si lo subimos hasta el lateral del glúteo, por lo que la forma del proyecto debe ser alargada verticalmente. Las localizaciones más eficientes son la parte frontal y lateral exterior, y deben tener una longitud de al menos la mitad del muslo.
La anchura de la composición es prácticamente indiferente al igual que no importa que la ubicación pueda estar centrada en la vertical debido al tamaño que el muslo demanda. La parte posterior es poco recomendable tatuarla con una forma alargada en vertical, y la lateral interior no la tolera en absoluto.
En estas zonas es más viable la horizontalidad en forma de banda que rodee la pierna, con un grosor que debe tener al menos dos terceras partes del tamaño del muslo, a excepción de los ya citados ligueros femeninos.
También la horizontalidad puede funcionar con un tatuaje de no demasiado grandes dimensiones en la parte frontal baja, coronando la rótula e incluso en menor medida en la parte posterior.
En conclusión, el muslo es una zona en la que se pueden realizar todo tipo de trabajos de tamaño medio o grande siempre y cuando se sigan las rigurosas normas que su anatomía nos impone.
El glúteo mayor o nalga es una zona comprometida para ubicar un tatuaje. Al ser un músculo completamente redondo y bastante prominente sabemos que cubrirlo completamente con una forma circunscribible no presenta ningún problema, ya sea una nalga como ambas. El problema consiste en cuando no queremos ocupar la totalidad del glúteo, ya que al ser completamente redondo no nos da la opción de acercarlo a ninguna de las uniones con otras regiones, salvo a la unión entre él y el glúteo mediano, que está justo sobre él y hace de intermediario entre la nalga y la zona lumbar. En el tatuaje pequeño como complemento de coquetería podemos aceptar que se sitúe en el centro de la nalga o sus alrededores.
En el caso de tatuajes de forma alargada es prácticamente imposible de insertar dentro del glúteo mayor, por lo que normalmente optaremos por bordearlo por la zona exterior y quizá continuarlo por la cintura o la cresta ilíaca, sobre la cadera.