4.10 TATUAJES DE FANTASÍA (CSEC, POR SERAFÍN RABÉ)

 

El género de fantasía* abarca una gran amplitud de iconografías que vienen de las leyendas occidentales en su mayoría medievales. Existe una riquísima variedad de personajes fantásticos representados en el tatuaje, tales como duendes, elfos, hadas, brujas, dragones y personajes mitológicos.

 

 

Los más frecuentes son habitantes misteriosos de los bosques provenientes de las leyendas de Irlanda y Gales, que son herencia de la época céltica. El mundo de los duendes y las hadas es mucho más complejo de lo que cabe imaginar, y según la región varían las características y las denominaciones de estos seres.

A rasgos generales los duendes y las hadas son criaturas que viven en los bosques y piensan y sienten de manera muy distinta a la de los humanos. Estos seres están hechos de la materia prima de la vida, y por consiguiente se muestran curiosos e interesados por ella. Por esta razón se sienten atraídos por el ser humano, no solo por estar vivos, sino también por su inteligencia creadora. De hecho un tipo de hada, las Musas, son responsables de generar la inspiración en la gente con dotes creativas, que tienen habitualmente un carácter más infantil. Los habitantes imperceptibles del bosque comparten el comportamiento pueril y travieso que tiene la gente imaginativa, ya que ellos vienen de la imaginación y del mundo de los sueños. Puede haber duendes y hadas invisibles o multiformes, por lo que no se les puede atribuir una descripción física.

 

 

Normalmente se representan pequeños y de orejas puntiagudas, y de colores variados. A las hadas las reconocemos porque lo más normal es verlas con alas de mariposa o de libélula. Al mencionarse estos seres desde hace miles de años y a menudo por tradición oral hay multitud de orígenes, fábulas y leyendas, y las descripciones y características varían mucho según de dónde procedan, así como su tamaño. Las hadas pueden ser árboles, insectos e incluso césped, suelen presentar gusto por la música y pueden habitar en colinas, cuevas, riberas e incluso el mar, donde habitan las sirenas, los tritones y los ferrows. Dentro de la diversidad de criaturas fantásticas encontramos criaturas muy hermosas como las damas del lago o maliciosas como los pixies o los puck. Hay duendes grotescos como los tánganos o los trasgos. Existe tal cantidad y variedad de criaturas en el mundo de las hadas y los duendes que sería imposible abarcarlos a todos.

 

 

En el ámbito de fantasía podemos incluir también a las brujas y magos y a las criaturas fantásticas y mitológicas. Entre las criaturas fantásticas las más comunes que vemos en la piel están los unicornios, los ogros o los grifos. De las criaturas mitológicas las frecuentes que suelen tatuarse son los caballos alados, la Medusa con su melena de serpientes, Cervero, el perro de tres cabezas, los centauros o los cíclopes. También son tatuados elementos de la mitología nórdica, como el martillo de Thor, “Mjolnir” o los cuervos de Odín, “Muninn” y “Huginn”, así como sus lobos, “Freki” y “Geri” o su corcel de ocho patas, “Sleipnir”.

 

 

Hay un autor, John Ronald Reuel Tolkien, que sirve de puente entre las leyendas de fantasía y el mundo épico. En el universo que creó en “El Hobbit” en 1937 y que más adelante ampliaría con “El Señor de los anillos” Tolkien reunía una serie de personajes de fantasía que ya existían como los elfos, los enanos, los espectros o los trasgos y les dio un carácter más humano, a modo que pudieran servir de enemigos o aliados de los hombres, con lo que enriquece los relatos épicos transformándolos en fantasía épica.

 

 

Otro autor que merece ser mencionado en este sector es el autor de “Conan”, Robert E. Howard, para quien en una introducción de uno de sus libros Fritz Leiber bautizó este género como “Novelas de espada y brujería” en 1966, que hoy en día es el término más extendido.

 

 

Dentro del género épico los caballeros con armadura y las mujeres guerreras son muy abundantes. La ilustración épica ha tenido un gran auge recientemente, durante los últimos treinta años del siglo XX, coincidiendo con el crecimiento del tatuaje artístico en occidente, con su paulatino desligamiento con los sectores marginales y su globalización. Durante estos años ha sido un género muy solicitado que hoy en día es bastante menos popular, aunque no corra peligro de extinción.

Una de las escenas más representadas en el tatuaje de estilo épico son los enfrentamientos con grandes dragones. Durante la Edad Media en Occidente la publicidad del dragón se resumía a un diabólico reptil gigante al que el héroe debía vencer para salvar al pueblo o a la princesa en multitud de libros de caballería, quedando relegado al más peligroso de los villanos. Temible y territorial vomitador de fuego, los dragones medievales suelen ser representados con cuatro patas, un grueso cuerpo, cuello y cola muy alargados, alas y generalmente cuernos, escamas y lengua bífida. Su cuerpo no recuerda a una serpiente como el dragón oriental, sino que es más robusto y temible.

 

 

No se conoce un origen concreto de los dragones occidentales. Una de las representaciones más antiguas que se conocen data del año 2000 a.C. en Mesopotamia, en una narración épica anónima conocida como “Enuma Elish”. En esta obra la diosa Tiamat se representaba como un dragón oceánico que acaudillaba a las fuerzas del caos.

Los griegos y los romanos eran mucho más benevolentes con este fantástico animal al que atribuían la capacidad de comunicarse con los seres humanos para desvelarles los secretos de la naturaleza. Dado el aspecto agresivo de este animal mítico y el belicismo de la legión romana, en el s. I d.C. el ejército romano adoptó el símbolo del dragón como emblema. Debido a esto para los hebreos y los cristianos el dragón es símbolo de maldad y pecado, asociado en parte por su parecido con la serpiente que incitó al pecado a Adán y Eva antes de la bíblica expulsión del paraíso.

Los tatuajes* de estilo fantástico son un género que se ha utilizado mucho en coleccionistas de género femenino y tamaño demasiado pequeño. Las escenas de este mundo maravilloso en el que la imaginación es la base de todo y la que pone las reglas desgraciadamente no están nada aprovechadas en la piel. La fantasía es uno de los motivos más fructíferos de los que podrían sacarse obras de arte con un tatuaje, ya que tienen la imaginación y la creatividad como único condicionante.

 

 

Es una auténtica lástima que la mayoría de usuarios/as que recurran a él quieran solo una “hadita” en el tobillo o “una brujita en una escoba” en el trasero. Utilizo el diminutivo de estos dos términos porque lo que habitúan a querer es que el tatuaje sea lo más pequeño posible, con lo cual se reducen al máximo las posibilidades del tatuador, ya que no podrá introducir todos los detalles que la temática exige.

Esto no pasa en el género épico o de fantasía épica, en el cual la mayoría de obras no representan solo un personaje, sino que están envueltos en un ambiente que debe ser representado. El espacio es muy importante en una obra épica. Sitúa al espectador y aporta el aire mágico que necesita la obra para que funcione bien. Este es el motivo de que los amantes de la fantasía épica no suelan demandar tatuajes de pequeño tamaño.


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